Nunca antes un ‘nada’ pudo contener tanto significado. El Premio Nadal de novela literaria para obras inéditas se entrega desde 1945 por Ediciones Destino, convertido en el premio literario más antiguo de España. Fue Nada, de la escritora Carmen Laforet la primera novela en conseguir este premio, en un acto que se celebró en el ya desaparecido Café Suizo de las Ramblas de Barcelona.

Carmen Laforet (6 de septiembre de 1921-Majadahonda, 28 de febrero de 2004) fue una escritora catalana, criada en Gran Canaria, formada por la Universidad de Filosofía de Barcelona y de Derecho por la Universidad Central de Madrid. Carreras que sin embargo nunca terminó porque su vocación literaria la arrastraron desde temprana edad y con apenas 23 años logró el éxito con esta novela.

Nada relata la España gris de la posguerra, mediocre y en supervivencia que comienza a contrastar con la vitalidad y el idealismo juvenil que derrocha Andrea, la protagonista, una estudiante que se traslada a Barcelona, a casa de su abuela, para estudiar letras. Su ideal de vida estudiantil choca desde el primer instante con la rigidez familiar. Una prosa fresca, ágil, que chocaba en sí misma con las grises novelas de la época -casi todas ellas con voz masculina y empapadas de esa España aún rancia y dolorida-; una novela llena de todo en contraste con su nombre, tanto todo que se hizo universal y atemporal.

A lo largo de su trayectoria, Laforet escribió apenas una veintena de obras que incluyeron no solo novelas, sino relatos cortos y hasta epistolarios, como el que publicó en 2003 con 76 cartas que reflejan sus miedos y su fobia social. Se llamó Puedo contar contigo. Nunca volvió a cosechar el gran éxito de Nada y durante décadas estuvo sin escribir, o al menos sin publicar. El machismo del mundo editorial fue una de las razones de su silencio como ella misma contaría años más tarde. 

“Si uno es escritor -escribió-, escribe siempre, aunque no quiera hacerlo, aunque trate de escapar a esa dudosa gloria y a ese sufrimiento real que se merece por seguir una vocación”. Y es que pese a que su trayectoria no fuera más amplia, aquel Nada le valió todo y se hizo con razón un hueco en el panorama literario, un hueco que hoy, 6 de septiembre, cuando se cumplen cien años de su nacimiento aún no se ha olvidado. (Incluso el gigante google le dedica su ‘doodles).

"Mi equipaje era un maletón muy pesado —porque estaba casi lleno de libros— y lo llevaba yo misma con toda la fuerza de mi juventud y de mi ansiosa expectación", dice la protagonista de Nada. A Laforet le pasó algo similar, pese al ansia juvenil le pesó demasiado la maleta que le trajo su obra maestra dejando a medias una trayectoria brillante. Aunque su sororidad fue mayor, más grande que un término que aún entonces era demasiado desconocido, y gracias a ello, su Nada siempre será todo.