“Ante una catástrofe, debemos mostrarnos flexibles, y no ser alarmistas sino realistas”

Debemos explicarle a los niños y niñas lo que está pasando, pero adaptando nuestro lenguaje a su edad.

La psicóloga infantil Cristina Tierra nos explica cómo actuar con los niños y niñas ante una situación extraordinaria como ha sido la catástrofe de la erupción del volcán de La Palma o las inundaciones de algunas zonas de Andalucía. "No ser alarmistas, sino realistas y explicarle a los niños y niñas lo que está pasando, pero adaptando nuestro lenguaje a su edad", nos explica.

“Mejorar la comunicación con nuestros hijos e hijas, ser flexibles, y no ser alarmistas sino realistas”. Estas son las recomendaciones concretas y efectivas que aporta la psicóloga Cristina Tierra, especializada en Psicología infantil, a la hora de actuar cuando nos vemos en una situación de catástrofe o en una situación extraordinaria como ha podido ser la erupción del volcán de La Palma o como pueden ser las inundaciones que esta semana se han producido en distintos puntos de Andalucía, provocando el desalojo de las familias.

Ante una situación de catástrofe o imprevisto, el tiempo de actuación se reduce y los niños y niñas se ven envueltos en una situación que a menudo se les escapa de su entendimiento, sobre todo si sus padres los mueven sin explicarles los movimientos. Es por ello que la psicóloga Tierra nos explica que es fundamental comunicarles a esos menores lo que está pasando, eso sí, adaptándolo al lenguaje de cada niño. “No es lo mismo explicárselo a un niño de tres años que de ocho, pero ambos pueden entenderlo si se adapta el lenguaje”, explica la psicóloga.

En ocasiones es posible ayudarnos de dibujos, especialmente en niños más pequeños o con discapacidad o trastornos del desarrollo, autismo, etcétera. En cualquier caso se debe integrar en la actuación al menor, explicarles que, por ejemplo, se debe abandonar la casa o deben trasladarse a casa de unos familiares por un tiempo. Tierra también reseña la importancia de extraer el lado positivo aunque a veces sea difícil. “Decirles por ejemplo que tenemos que dejar nuestra casa pero que por unos días van a poder vivir con los abuelos o con su mejor amigo”, concreta.

Estas catástrofes llegan después de que los niños y niñas ya hayan pasado por un gran aprendizaje que ha sido la pandemia del COVID-19. “Estamos viviendo una situación muy complicada: después de haber vivido una pandemia, los niños de La Palma se tienen que enfrentar a una situación también extraordinaria, no común, que en ciertas cosas les puede resultar parecida a la pandemia, diferente pero con resultados quizás parecidos. Ya que los niños vienen de esa situación de confinamiento, vienen adaptándose a situaciones no normales, y además tienen mayor capacidad de adaptación que los adultos”, explica Tierra.

La psicóloga se detiene también en la importancia de mostrar a los niños y niñas cierta seguridad, puesto que los menores son espejos de lo que ven. “De nosotros depende mucho el estado anímico y emocional de los niños porque si nos ven deprimidos, nerviosos o ansiosos, llorando mucho, ellos se van a unir a nuestra sensación, a nuestra emoción, es por ello que depende mucho su experiencia de cómo la vivan los cuidadores principales. Está claro que es una ruina perder tu casa o tu fuente de trabajo, y que nos afecta emocionalmente, pero debemos saber gestionarlo y adaptarnos de una manera tranquila para razonarlo”, explica la psicóloga.

En ese sentido, otras pautas que da para esos momentos es intentar mantener dentro de lo posible sus rutinas, especialmente las relativas a la alimentación con los menores; proporcionarles aún dentro de esos contextos espacios de juego, y que se mantengan cerca de sus cuidadores principales y habituales.