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El enigma del delfín: ¿tan inteligente como el ser humano?

El enigma del delfín: ¿tan inteligente como el ser humano?

Durante años se ha intentado allanar el terreno en pos de comprender y desentrañar las verdaderas capacidades de estos cetáceos.

Hasta que los humanos lograron imponerse mediante el desarrollo evolutivo sobre cualquier otra especie, los delfines eran probablemente los seres con mayor inteligencia que habitaban la faz de la Tierra.


Habiéndose escindido del linaje de los mamíferos hace ya unos 55 millones de años, estos cetáceos siguen presumiendo de ser de lo más astutos, ingeniosos y con una capacidad adaptación e improvisación muy superior al resto del reino animal.


Ello motivó a que especialistas del campo de la biología quisieran adjudicarles la categoría de «personas no humanas», con todas las consideraciones éticas que esto implicaría.
En la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia –AAAS por sus siglas en inglés–, una de las instituciones internacionales más reconocidas en el campo de la investigación respaldó incluso la creación de una Declaración de los Derechos de los cetáceos.


Además, según los estudios realizados por la doctora Sussane Shultz, experta en biología de la conservación en la Universidad de Manchester, los delfines han ido estableciendo sociedades y desarrollando su lenguaje de forma similar a como hicieron los homínidos hace milenios.


Uno de los elementos clave que caracterizan a las citadas comunidades marinas es la predisposición por la cooperación de sus miembros en el momento en que sea preciso, demostrándose la naturaleza altruista de estos simpáticos animales.


Ocasionalmente se les ha divisado ayudando tanto a congéneres heridos como barcos pesqueros –a los que en muchos casos facilitan además la captura de grandes bancos de peces–.
De manera similar a las colectividades humanas, pervive una suerte de traspaso de conocimientos de generación en generación con el objetivo último de refinar tácticas y estrategias de caza y así, poder afianzar el control sobre el entorno.

 

Otro hecho por el que los delfines destacan habitualmente es por su actitud extremadamente sociable. Son capaces de emitir distintos tipos de sonido en función de las circunstancias a las que se enfrenten: repeler potenciales depredadores, cantos de cortejo, interactuar con sus crías, etc.


La gran cantidad de matices y complejidades que encierran las formas expresión del delfín lo han convertido en todo un misterio dentro del campo del lenguaje animal. No obstante, el Instituto de Ciencias Marinas de Roatán, en Honduras, ha profundizado enormemente en la comunicación de los cetáceos y obtenido resultados sumamente esclarecedores.


Las averiguaciones realizadas allí por el psicólogo comparativo Stan Kuczaj, experto en el área de cognición, han concluido en la existencia de un tipo de silbido emitido por el animal conocido como firma acústica, análogo del nombre en el caso humano.


Esta sería intercambiada con asiduidad en los numerosos encuentros que experimentarían los delfines a lo largo de su vida como carta de presentación.
Se debería por tanto barajar que, en un futuro no muy lejano, nuestro contacto con este singular animal cambiaría radicalmente, aproximándose mucho más a un trato entre iguales.


 

El enigma del delfín: ¿tan inteligente como el ser humano?