Los centros escolares han celebrado este lunes el día de la paz y la no violencia.
Los centros escolares han celebrado este lunes el día de la paz y la no violencia.

Malala Yousafzai, su lápiz mágico, y las ganas de cambiar el mundo

Malala Yousafzai, su lápiz mágico, y las ganas de cambiar el mundo

¿Qué dibujarías si tuvieras un lápiz mágico? Esa es la pregunta que este lunes se han hecho niños y niñas de todo el país cuando, basándose en la vida y las enseñanzas de la activista Malala Yousafzai, han aprendido el valor de la paz y la importancia del acceso a la educación. 

Cada 30 de enero se celebra el ‘Día escolar de la paz y la no violencia’, una jornada que lleva conmemorándose desde el año 1964 para educar a la infancia en el camino hacia la paz. Una celebración que vino a reforzarse cuando la ONU, en 1998, proclamó el Decenio Internacional para una Cultura de la Paz (2001-2010).

Esta fecha, escogida en recuerdo al día en el que mataron al mayor propulsor de la paz en el mundo, el líder espiritual indio Mahatma Gandhi, se celebra en muchos países del mundo. Y en este 2022, al caer en domingo, se ha celebrado este lunes, 31 de enero. Los colegios de todo el país se han llenado de palomas de la paz, los niños han salido de la escuela con coronas hechas con corazones, por los altavoces de los recreos ha sonado 'Marea de gente' de Macaco, y en muchos colegios se ha contado a los niños y niñas quién era Malala Yousafzai y qué pretendía con su “lápiz mágico”.

Malala Yousafzai (1997, Pakistán), icono internacional gracias a su activismo en defensa del derecho a la educación, se convirtió en la persona más joven -tenía entonces 17 años- en haber recibido el Premio Nobel de la Paz.

Cuando los talibanes obligaron a las niñas a abandonar la escuela en el noroeste de Pakistán donde Malala Yousafzai vivía, la pequeña que entonces tenía alrededor de once años , comenzó a escribir un blog para la BBC bajo un pseudónimo. En él contaba cómo vivía ella bajo la ocupación de los talibanes y las restricciones que estos les imponían. En 2012, la adolescente sufrió un atentado mientras viajaba en un autobús escolar. Un hombre a punto de pistola entró en el autobús, preguntó por ella y le pegó tres disparos. Pese a que se temió por su vida, logró recuperarse.

El intento de asesinato conmovió al mundo y su mensaje, que todos los niños y niñas tuvieran derecho a la educación, se popularizó aún más. Tanto que intervino la ONU impulsando a Pakistán para que ratificase el derecho a la Educación.

Su activismo aún se hizo más fuerte tras sobrevivir y ella misma se dirigió a las Naciones Unidas para pedir el acceso a la educación en todo el mundo. En 2014 se le otorgó ciudadanía canadiense honoraria y ese mismo año fue galardonada con el Premio de los Niños del Mundo en Suecia. En 2014 recibió el Nobel de la Paz, compartiendo esta distinción con Kailash Satyarthi, por su lucha contra la supresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación.

Yo soy Malala (2013), autobiografía escrita con la periodista británica Christina Lamb y Malala. Mi historia (2015), escrita con Patrick McCormick, son dos libros que recogen su historia de supervivencia y activismo.

Pero su vida y sobre todo su vocación por un mundo mejor también fue llevado a la literatura infantil, gracias al cuento El lápiz mágico de Malala. “Cuando Malala era niña en Pakistán quería tener un lápiz mágico. Lo usaría para: -poner un pestillo en su puerta; así sus hermanos no podrían molestarla. -detener el tiempo para dormir una hora más cada mañana. -borrar el olor del basurero que había cerca de su casa. Pero, con el tiempo, su mundo cambió, lo mismo que sus deseos. Su derecho a ir a la escuela se vio amenazado... simplemente porque era una niña. En vez de un lápiz mágico, Malala cogió uno de verdad. Sola en su habitación, escribió sobre los desafíos a que se enfrentaba, pero sus palabras llegaron a gente de todo el mundo”.

Una excelente manera de educar. Ese “lápiz mágico” ha inspirado este lunes a muchos niños y niñas de todo el mundo, que han aprendido que “un niño, una niña, un maestro, una maestra, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”

Malala Yousafzai, su lápiz mágico, y las ganas de cambiar el mundo