El laboratorio

Sinestesia: cuando la música huele o las palabras tienen sabor

CEREBRO

Escuchar colores y ver música, que cada palabra y número tenga su propio color o que un sonido se traduzca en un sabor. Esto que tan al arte o la fantasía nos puede recordar es lo que experimentan las personas sinestésicas. Su mundo, rico en sensaciones, es algo completamente desconocido e impensable para aquellos que no tienen esta capacidad.

La sinestesia, que etimológicamente significa “sentidos mezclados”, es la capacidad que conlleva que ante un estímulo percibido por un determinado sentido, se genere una respuesta adicional en otro sentido. Por ejemplo, una superficie determinada puede provocar un sabor dulce o una áspera uno más amargo. Este fenómeno solo aparece entre el 2 y 4% de la población, aunque puede que el dato sea mayor pues muchas personas desconocen poseer esta capacidad.

El porqué de curiosa cualidad no está, a ciencia cierta, completamente esclarecido.  Sin embargo, una de las teorías que más peso tiene para explicar por qué estas personas experimentan esa mezcla en los sentidos es la propuesta por los doctores V.S. Ramachandran y E.M. Hubbard. Ellos proponen que la sinestesia podría deberse a un exceso de conexiones neuronales en el cerebro de los sinestésicos respecto a una persona no sinestésica. Esta demasía se debe a un “error” en un proceso que se da en los primeros momentos de la vida de una persona, la poda neuronal.

La  poda neuronal consiste en la eliminación de conexiones entre distintas áreas cerebrales, con el fin de conservar las que más adelante se mantendrán, dando lugar a núcleos aislados. Cuando un individuo sinestésico experimenta un olor al oír una determinada palabra, podemos intuir que las regiones relacionadas con el procesamiento olfativo y lingüístico se han mantenido unidas. Estas relaciones se producen de forma unidireccional, es decir, ese olor no va a evocar el vocablo.

Este llamativo fenómeno tiene un fuerte carácter genético, en más del 40% de los casos, los sinestésico poseen un familiar con la misma condición, aunque no necesariamente del mismo tipo. Sin embargo, es tan complejo el sistema neuronal, que no se conocen el gen o los genes que están detrás.

Para aquellos que no poseen “este don” existe la creencia de que determinadas drogas, como el LSD, son capaces de provocar experiencias sinestésicas. Sin embargo, investigadores londinenses realizaron un estudio donde aplicaban al mismo grupo de muestra, en un primer momento un placebo y semanas después LSD. Tras esto, no pudieron confirmar que efectivamente el LSD fuese capaz de inducir estas sensaciones al no cumplirse los dos.

Sin embargo, aquellos que lo poseen son mayoría en las disciplinas artísticas lo que puede sugerir que la sinestesia es un carácter ventajoso.  Pero no solo el arte parece dárseles mejor, estas personas suelen destacar a la hora de memorizar y aquellos capaces de ver número o fechas en el espacio sobresalen en cálculo y destrezas matemáticas. Aunque, toda moneda tiene dos caras y existen casos tan curiosos como el de una mujer a la cual el nombre de su marido le provocaba un sabor muy desagradable.

Más allá de lo llamativo del asunto, en la ciencia tiene un nicho muy interesante pues ayuda a entender un poco más como se dan las conexiones neuronales e indagar más en el misterioso y desconocido cerebro.