Ahora, en pleno siglo XXI la ciencia poco a poco resuelve y aclara estos hechos. Aproximadamente un 70% de la población sufre espasmos musculares justo antes de quedarse dormida y por ello es uno de los temas que ha ocupado el interés de muchos investigadores.

A la hora de dormirnos la transición entre el sueño y la vigilia se hace de forma paulatina, de forma equivalente a descender unas escaleras peldaño a peldaño. Durante una de las fases, se envían señales ascendentes -hacia el cerebro- como descendentes -hacia la médula espinal- con la intención de disminuir la actividad cerebro-muscular.

En ocasiones, este mecanismo no funciona correctamente y se entra en un estado que recibe el nombre de hipnagógico. En él, las señales que se envían hacia la médula espinal con la intención de disminuir la actividad de los músculos no inactivan a éstos. La consecuencia es clara: se producen movimientos musculares de carácter involuntario.

Sí se conoce que suele ocurrir con mayor frecuencia en aquellas personas estresadas o tensas, así como la exposición a fuentes de luz o ruidos durante el sueño.

Sea como fuere, dormir es uno de los grandes placeres de la vida del que en muchas ocasiones por el ritmo de vida actual nos vemos privados. Sin embargo, estas anomalías del sueño deben entenderse como algo no patológico y que entra dentro de la normalidad.