¿Y a ti cómo te gustan las torrijas?
¿Y a ti cómo te gustan las torrijas?

Descubrimos todas las torrijas que no pueden faltar esta Semana Santa

Descubrimos todas las torrijas que no pueden faltar esta Semana Santa

Es decir Semana Santa y venir a la mente la imagen de una torrija. Pero, ¿de leche o de vino? ¿Con canela o sin ella? ¿Con azúcar añadida o en versión saludable? 

La Semana Santa, como toda fiesta, tiene aparejada una variedad de platos típicos. Pero sin duda la torrija se lleva la palma. El pan, ni muy fino ni muy grueso, sobre un centímetro y medio de anchura -aunque para gustos, los tipos de panes- es el elemento que sí o sí no puede faltar para hacer una torrija. Bueno, por existir, existe una versión sin pan aunque sí con harina, a la que se le añade anis, aceite, huevo... Pero vamos, al pan, pan, y una torrija sin pan ponemos en duda si es o no una torrija...

La receta más tradicional de la torrija consiste en poner en un recipiente un litro de leche, aderezado con canela, una cucharadita de azúcar y una cáscara de limón. La mezcla se calienta y en ella se añade el pan. Se deja a remojo unos minutos, hasta que haya absorbido la leche, pero sin que llegue a deshacerse.

En otro recipiente batimos los huevos. Pasamos por huevo el pan previamente bañado en la leche y después freímos ese pan en aceite de oliva bien caliente, volteando para que se hagan las dos caras. Hay que escurrir bien el pan para quitar el exceso de aceite.

Cuando todas las torrijas ya están fritas, se echa en una sartén la miel, con un pizquito de agua y de azúcar. El pan frito se pasa, vuelta y vuelta, por esa mezcla. Las torrijas se pueden dejar enfriar o comerse en caliente.

Si preferimos experimentar un poco, podemos añadirles canela, nueces picadas o fruta fresca. La canela es primero de experimentación, pero ya de segundo nivel son otros dos tipos de torrijas cada vez más populares: las de vino y las de chocolate. En las torrijas de vino, en lugar de mojar el pan en leche, se opta por mojar el pan en vino dulce; también hay quienes lo dejan macerando varias horas y en lugar de dulce usan vino blanco. En cuanto a las torrijas de chocolate, la receta consiste en mojar el pan en leche con nata y cacao en polvo.

Por otro lado, para los intolerantes a la lactosa está la versión de mojar las torrijas en leche de coco, o incluso en horchata.

¿Pero y si queremos comer torrijas pero estamos ya con la mente y el cuerpo puesto en la operación bikini? Pues en el camino hacia lo saludable hay quienes en lugar de freír las torrijas en aceite las hacen en el horno o en las freidoras sin aceite, tan de moda últimamente.

También se puede eliminar por completo el azúcar, especialmente en las de miel que ya tienen el dulzor de este producto. Otra idea es sustituir el pan blanco por integral o por pan de centeno.

También existen las torrijas saladas, aunque ya mucho a Semana Santa no nos recuerden. Se trataría de pan frito aderezado con el ingrediente que más nos guste: por ejemplo una cama de rúcula y sobre ella, salmón.

Sea como sea, una Semana Santa sin torrijas es como un verano sin gazpacho o unas navidades sin polvorones. Así que como aún estamos solo a Lunes Santo, ponte el delantal y elige la versión de las torrijas que más te apetezca. 

Descubrimos todas las torrijas que no pueden faltar esta Semana Santa