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¿Es tan dañino el azúcar?

¿Es tan dañino el azúcar como nos cuentan? Desvelamos algunos mitos

¿Es tan dañino el azúcar como nos cuentan? Desvelamos algunos mitos

El próximo 4 de marzo se celebra el ‘Día Mundial de la obesidad’ y uno de sus principales aliados es el azúcar. ¿Pero es tan dañino como nos cuentan? Hablamos de mitos y realidades en torno a este componente que forma parte de la mayoría de los alimentos, aunque en diferentes proporciones. 

¿Es tan dañino el azúcar como nos cuentan? Hace mucho que dejamos de endulzar los chupetes de los bebés; desde hace ya varios años nos cuidamos mucho de que la introducción de la alimentación complementaria de nuestros hijos e hijas no incorpore azúcares añadidos, al menos hasta el año. Eso de cara a los primeros años y al cuidado de las nuevas generaciones.

Mientras, nosotros como adultos criados en la abundancia de azúcares, desde los ‘Bollycao’ a los ‘Phoskito’, es ahora cuando empezamos a intentar alejar ese componente que se ha vuelto tan negro como la muerte. Al menos, de cara a los dietistas y a los nuevos estilos de vida saludable.

Ya no contamos eso de ‘Azúúúúúcar’ a lo Celia Cruz. ¿Pero es tan negativa para nuestro organismo o es solo su 'cruz'? Mañana, 4 de marzo, se celebra el ‘Día Mundial de la obesidad’, una efeméride cuyo objetivo es concienciar de que la obesidad es un enemigo que va matando poco a poco, y que debemos abogar por una dieta saludable, rica en frutas y verduras y pobre en azúcares y grasas; además de combinarla con el deporte y los hábitos de vida saludable; lo que incluye una vida activa y desprendernos de hábitos nocivos como el tabaco.

Además, a una alarmante situación según la cual padecen obesidad 1.900 millones de adultos, se le suma que también la presentan 340 millones de niños y adolescentes. En España, según datos publicados en el Ministerio de Sanidad, desde donde realizan campañas para prevenir la obesidad, detallan que en la población adulta española (25-60 años) la prevalencia de obesidad es del 14,5 % mientras que el sobrepeso asciende al 38,5 %. Esto es, uno de cada dos adultos presenta un peso superior a lo recomendable. Otros datos que aportan es que la obesidad es más frecuente en mujeres (17,5 %) que en hombres (13,2 %). En cuanto a la población infantil y juvenil (2-24 años), padece obesidad el 12,4 %, siendo en varones un 15,6 % y en mujeres, un 12 %.

El azúcar no ayuda, especialmente el azúcar añadido, puesto que partimos de que ya la mayoría de los alimentos integran azúcar en su composición. Por ejemplo la uva, que es una de las frutas con más azúcares, tiene 16,25 gramos de azúcar por cada 100 gramos de fruta. En la misma proporción, un dátil es azúcar en su casi 67 %. El mango tiene 13,66 gramos; las cerezas, 12,82; el plátano, 12,13, y la mandarina, por citar algunas de las frutas más azucaradas, 10,58 gramos. El melón, pese a tener fama, no es de las frutas más azucaradas, ya que solo tiene un 7,86 %.

En el caso de los niños, el azúcar es también un enemigo porque resulta excitante para los infantes -además de provocarle caries-, según detallan sus grandes detractores. Sin embargo, otros expertos recuerdan que el azúcar -tomado eso sí en su justa medida- es la mayor fuente de energía, y que es “la columna vertebral del ADN, puesto que fortalece las células y contribuye a almacenar energía para cuando se necesite”. Además, señalan que moléculas como la fructosa y la lactosa son básicas para nuestras funciones biológicas, incluso para las bacterias.

A ello se le suma que en niños y adultos activos, el azúcar es conveniente para poder reactivar la musculatura y el cerebro. El problema llega con el exceso, cuando los niveles de azúcar se disparan, lo que se traduce en un subidón primero, pero seguido de un bajón que en lugar de darnos energía nos provoca cansancio e incluso nos vuelve más irritables.

Otro de los mitos en torno al azúcar es que siempre engorda, pero no es así en todos los casos.  La insulina se libera cuando ingerimos hidratos de carbono, y puede dificultar que la grasa se queme, estimulando que se acumule. Pero la insulina solo aumenta tras la ingesta, por lo que entre comidas o cuando dormimos también estamos quemando grasas, por lo que puede ser posible adelgazar si bajamos el número de calorías y hacemos deporte, aún cuando comamos azúcares.

Tampoco está demostrado que el azúcar en niños les provoque cierta ‘hiperactividad’; lo que sucede es que a veces el aumento en la ingesta de azúcares, como es en cumpleaños o fiestas, viene asociado a otros factores que les provocan una exaltación emocional.

Respecto a la adición, decir que 'soy adicto al azúcar' dicta mucho en sus efectos de ser adicto a las drogas; es decir, provoca, como ya hemos comentado, un instantáneo subidón de energía, pero no genera, pese a lo que se piensa de este componente, una verdadera adición.

En cuanto a mitos, tampoco es científico señalar que el azúcar blanco sea siempre más perjudicial que el moreno. Depende del proceso que siga, y aunque efectivamente el azúcar blanco está más procesado, la diferencia es apenas perceptible.

“Ay, cuánto me gusta y me alegra”, decía Celia Cruz. Como con la mayoría de las cosas en la vida, si nos hace felices, si nos aporta energía, si nos hace seguir cada mañana, no es necesario ni conveniente apartar este ingrediente de nuestras vidas, pero sí lo es consumirlo con moderación y prevenir su abuso, especialmente en niños y niñas. Si además lo acompañamos con una vida activa, que incluya la práctica de ejercicio, estaremos sentados las bases de una buena salud. 

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