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Club “Café Zimmermann”: “Todo el mundo puede encontrar su música dentro de Bach”

Club “Café Zimmermann”: “Todo el mundo puede encontrar su música dentro de Bach”
Gottfried Zimmermann era el dueño de un popular café de Leipzig (Alemania) en el que se podía saborear esta bebida entonces novedosa mientras se escuchaban conciertos de la orquesta ‘Collegium Musicum’, dirigida por Johann Sebastian Bach entre 1729 y 1739. Inspirado por esta idea y la figura del compositor alemán, un grupo del alumnos y profesores del conservatorio ceutí puso en marcha su propio Club Café Zimmermann.

En él desarrollan clases magistrales que acaban con tertulias en torno a un café y pasteles, conciertos y actividades con el fin de estudiar y difundir la vida y obra de Bach. Los profesores Celia Morales, José Luis Tendero y Laura Riveiro y la alumna María Jesús Rodríguez han compartido su pasión por la música y nos han invitado a conocer el club. 

 

¿Qué tiene la música de Bach que sigue impactando a músicos y oyentes tres siglos después?

José Luis: Yo destaco de Bach su música, por supuesto, porque es una música inigualable, pero sobre todo destaco la repercusión y la enorme relevancia que ha tenido en muchísimos compositores de todos los estilos, no solo de música clásica. Ha tenido una influencia brutal en la historia de la música.  Ha escrito muchísimas composiciones y de una calidad insuperable.

 

¿Dónde vemos su influencia en una composición contemporánea?

Celia: La cuestión de Bach es que él no inventó nada. Simplemente recogió todo el pasado y lo llevó a la perfección, y eso sirvió de pistoletazo para el resto de estilos, incluso la música actual, como el jazz. La música de Bach está basada en un patrón rítmico fijo y sobre eso se construyen un montón de melodías. Eso es el jazz, un patrón fijo sobre el cual se va oscilando, se va modificando. Y el origen está en Bach. Él es el punto de llegada desde el pasado y el punto de partida hacia nosotros. Es como un eje. Sin él creo que no se puede entender la música de ningún estilo.

 

Seguís estudiándolo, ¿cómo es posible que todavía queden cosas por descubrir de Bach?

María Jesús: Porque su música es inmensa. A mí, particularmente, hay ciertas obras que cuando las oigo cada nota me provoca algo, algo que es indescriptible y también es difícil de asimilar. Al principio, si quieres escuchar la música de Bach, no la puedes oír de golpe porque te emborrachas, además suelen ser temas largos. Pero llega un  momento en que te va llenando partes que tú tienes en tu espíritu, en tus sentimientos. También depende del estado de ánimo, evidentemente. Para mí es medicina.

Algunas de sus obras son más complejas para el oído menos educado musicalmente. ¿Cómo empezar a apreciar a Bach?

Celia: Bach tiene de todo, desde lo más sencillo hasta lo más complejo. Lo ideal, y lo que se hace aquí en el club, es partir desde lo más básico para que poco a poco vayamos llegando a la parte más intelectual de su música, que es la más compleja. Una vez que llegas y la comprendes es la que más saboreas y la que realmente más te toca. Todo el mundo puede encontrar su música dentro de Bach. Incluso hay spots publicitarios o películas que han utilizado su música porque tiene la capacidad de captar a cualquier oyente.

 

José Luis: Lo que pasa es que hay músicas que tienen tal nivel de complejidad que requieren cierta formación para comprenderla y, por lo tanto, degustarla. Yo, que soy profesor de piano en el conservatorio, te cuento mi experiencia con mis alumnos. Bach es uno de los compositores que menos gusta al alumnado, precisamente por tal complejidad. Pero por otro lado, si sigues un camino, porque tiene de todo, se le puede encontrar a cualquier nivel. Se le puede disfrutar también en la complejidad. Estudiando, escuchando, leyendo y aprendiendo puedes llegar a la meta. Yo creo que a todos nos falta todavía para llegar a la meta, porque tiene mucha miga.

 

Laura: La finalidad del club es tener un buen guía que te sepa introducir en la música de Bach, que te lleve desde las melodías más sencillas y vaya captando tu interés hasta lo más complicado. Aun sin tener una formación musical excesiva, porque lo importante del club es atraer gente heterogénea con el fin de unirnos en esas tertulias y clases magistrales a través de la música.  

 

No solo conocer la música: muchas de las actividades han traspasado el ámbito musical y os habéis convertido en compañeros de viajes y amigos.

José Luis: Hemos hecho un viaje cultural a Jerez de la Frontera para visitar los órganos de las principales iglesias y una visita guiada por Ángel Hortas, organista de la catedral. Echamos un día estupendo y fue una experiencia muy bonita.  A raíz de ahí organizamos una visita a Alemania, a los lugares más emblemáticos por donde Bach estuvo, como Eisenach o Leipzig, donde visitamos el café Zimmermann al que debemos nuestro nombre.

 

Celia: El club es música, es Bach pero sobre todo está la parte extra musical que no se ve pero que también viene de la música, y es la socialización. Son increíbles los vínculos sociales que se establecen a través de la música. Yo diría que son hasta irrompibles. Las fricciones que tienes en la vida diaria aquí se diluyen completamente. Somos una gran familia.

 

José Luis: El efecto a nivel social que tiene la música está acreditado. Es una necesidad. Basta que vayas a cualquier concierto. La gente se emociona y es una comunión.  

¿Cuál es vuestra pieza favorita de Bach?

María Jesús: El Aria de la Suite en Re mayor me encanta y el Concierto para dos violines también.

 

José Luis: La Pasión según San Mateo, aunque hay muchísimas. Como pianista hay cosas que me parecen increíbles, pero si tengo que escoger una que me haya tocado muy profundamente, es esa.

 

Celia: La 1056, o Concierto número 5 en Fa menor para clave y cuerda. Bach para mí son momentos, y en función del momento de tu vida tienes una pieza diferente. Hay una que para mí es fundamental, porque me ha ayudado en el proceso de duelo de la muerte de mi padre. Son momentos catárticos, y recuerdo que durante los primeros meses yo acudía al teclado para estar fuera de la realidad. Tenía muchas partituras y apareció esa. Estuve tocándola todos los días durante cuatro o cinco meses. Tenía la capacidad de llegarme y de hacer un trabajo introspectivo, que era el que yo necesitaba para encontrar la sanación, porque eso era lo que yo encontraba en ella. Esa es mi pieza ahora. Si me preguntas en otra etapa sería otra, pero ahora es esa. Yo creo que Bach tiene esa capacidad en los procesos de duelo porque él pasó muchas penurias y perdió a muchos seres queridos, y a través de su música expresaba todo eso. Tiene una habilidad para conocer al ser humano y darle y tocar donde corresponde. Era profundamente religioso y tomaba la vida como algo transitorio en lo que lo único verdadero era la muerte.  

 

Laura: Yo estoy de acuerdo con Celia. Según el momento te atrapa más una pieza u otra. Últimamente canto mucho la cantata 147, así que me quedo con ella. Creo que cualquiera, incluso quien no sea cercano a la música culta, la puede apreciar porque se utiliza mucho como recurso para cualquier tipo de actividad, sobre todo navideña. Yo recuerdo esa música desde niña, pero cuando verdaderamente la he sentido es cuando he empezado a interpretarla. Si cualquier música te llena simplemente escuchándola, cuando eres intérprete eso se magnifica de una manera impresionante.

 

Asociar una melodía o un tema a un momento de la vida va casi de la mano del poder terapéutico de la música.

Celia: Precisamente una de las clases magistrales que dio Miguel Ángel Chamorro, el creador del club, fue sobre la parte terapéutica, porque la música de Bach se utiliza mucho en musicoterapia. Es por eso, porque Bach sufrió tantísimo, vivió las despedidas constantes y lo normalizó a través de la música. Cuando te llega la música encuentras un asidero increíble. Es una forma de entender el camino y de entender que hay luz, que puedes seguir avanzando sin tus seres queridos. Yo lo siento así y en musicoterapia se entiende así también. Su música se usa mucho en procesos de duelo. 

 

Habéis creado una página web (https://clubcafezimmermann.wixsite.com/zimmermann/home) para seguir fomentando el conocimiento sobre el compositor. ¿Qué se puede encontrar en ella?

Celia: La hemos hecho porque pensamos que hay que estar en el ciberespacio. Se creó para informar sobre las actividades que aquí llevamos a cabo, y también para emprender una labor de articulistas. Algunos nos hemos lanzado a escribir sobre un tema que nos interese y que esté vinculado con Bach. Es una forma de seguir ampliando conocimientos, no solo para el que escribe sino para el resto de compañeros.

 

José Luis: Dentro de la web hemos iniciado una sección que se llama ‘Tras las huellas de Bach’ donde vamos contando la historia desde el punto de vista cronológico y de los lugares donde estuvo, contando anécdotas sobre él y su historia.

 

Laura: Sí, porque su vida es tan llamativa como su música, y todo está relacionado. Conociendo sus malas rachas, que eran continuas, llama la atención su capacidad de superación y trabajo, que supongo que era una terapia también para él, para evadirse haciendo sus obras magistrales. Desde el punto de vista actual, es sorprendente cómo era capaz de hacer semanalmente esas obras tan largas y complejas.

 

María Jesús: En aquella época la vida era más dura para todo el mundo, pero él tenía la música y disfrutaba con ella. Toda su vida trabajó muy duro, sobre todo en Leipzig, donde tenía que escribir cantatas nuevas para la iglesia de Santo Tomás cada domingo, pero también sabía divertirse, como cuando se iba al Café Zimmermann a tocar música no religiosa.

 

Hemos hablado de la música de Bach y su periodo, de las actividades del club, de su influencia en toda la historia de la música. Si algún lector tiene curiosidad por acercarse, ¿qué va a encontrar en el Club Café Zimmermann?

José Luis: El objetivo básico es el estudio, fomento y difusión de Bach y hacer un fondo para la biblioteca del conservatorio. Se nos ocurrió que como requisito para pertenecer al club se hiciera una donación anual de alguna partitura, CD, vinilo o lo que cada uno quiera. De esta manera tenemos ya más de 1.200 obras en partituras y muchos CD, biografías, muñecos, etc. Es un tesorito cultural para compartirlo tanto con los 64 miembros como con alumnos y gente de la calle también. Queremos compartir nuestra pasión y que la gente lo disfrute, a cualquier edad y aunque no tenga conocimiento previo de música.

Club “Café Zimmermann”: “Todo el mundo puede encontrar su música dentro de Bach”