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Conozcamos un poco más a a Juan José Aguirre, Premio Convivencia 2019

JUAN JOSÉ AGUIRRE

En el año 1998, el Pleno de la Asamblea de la ciudad decidió crear el Premio Convivencia Ciudad Autónoma de Ceuta, así como la Fundación que lleva su nombre. Entre los galardonados podemos encontrar al ex presidente Adolfo Suárez, el filántropo Dominique Lapierre, la Asociación Víctimas del Terrorismo de España o el economista y Nobel de la Paz Muhammad Yunus. 

Para este 2019, uno de los que parecía postularse como ganador era el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, sin embargo, finalmente el premio recae sobre el obispo Juan José Aguirre, religioso que lleva más de 30 años trabajando en la República Centroafricana. Obispo español de la Iglesia católica, es titular de la diócesis de Bangassou.


Con este galardón se busca dar reconocimiento a la labor que Aguirre realiza desde un punto de vista social, educativo o sanitario. Esta labor se ve dificultada por el entorno en el que su actividad se lleva a cabo, una región con una gran variedad de etnias, culturas y religiones que se entremezclan en un escenario arrasado por la guerra y bañado por el odio o la desconfianza. La República Centroafricana es un de los países más pobres del mundo, ocupando la posición 180 de 187 países.


Entre todas las obras promovidas por Juan José, destacan varias escuelas de educación infantil y primaria, dos institutos, una escuela técnica, un orfanato, dos hospitales con quirófano o un centro de animación para enfermos de SIDA en fase terminal.


Además de todo esto, Aguirre media en la protección de quienes, en su mayoría musulmanes, huyen de la violencia y los ataques terroristas que se dan con frecuencia en la República Centroafricana. Tal es su fama, que en el año 2017 fue víctima de un ataque cuando mediaba para proteger a más de 2000 personas desplazadas. Los ataques no cesan y en este enero de 2019, en la COPE leían un comunicado del propio Juan José donde daba la voz de alarma ante una nueva ola de ataques.


Mientras África se desangra, mientras los inocentes siguen dejando la huella en la tierra con sangre y sudor, este obispo cordobés hace de escudo humano yendo más allá de la propia fe. Es la cara del mensajero, él es solo la punta de un gran iceberg.