QRÓNICA DEL MISTERIO

Hecho documentado: la presencia de Sánchez-Prado

JOSÉ RAMÓN PÉREZ CONDE

Antonio López Sánchez-Prado (Herrera, provincia de Sevilla, 4 de mayo de 1888-Ceuta, 5 de septiembre de 1936), fue un médico y político español , alcalde de Ceuta fusilado por el bando Nacional poco después de comenzada la Guerra Civil.

La figura de este hombre está muy presente entre la población de Ceuta, ya que es recordado por ser un hombre de gran corazón, que compaginaba su cargo de alcalde con su profesión de médico, recorriendo las pobres barriadas del extrarradio ceutí atendiendo a los más necesitados sin ningún tipo de contraprestación económica ni de ningún tipo. Si alguna vez venís a Ceuta y al entrar a algún comercio veis una estampa de tipo religioso con un hombre moreno de traje y corbata. Es D. Antonio Sánchez Prado, para muchos caballas un santo. Frente al Ayuntamiento de Ceuta existe una estatua del Alcalde y doctor con un fonendo en una mano y flores en la otra, éstas naturales que cada día algún ceutí se encarga de reponer. Su mausoleo en el cementerio de Santa Catalina está repleto de flores, rosarios y demás ofrendas.

Cuentan que el día que fue apresado por las tropas nacionales, D. Antonio, sabiendo de buena tinta el fatal destino que iba a correr, decidió permanecer en las dependencias del Ayuntamiento tocando el piano mientras esperaba su detención, encarcelamiento y posterior ejecución. Muchas fueron las personas influyentes de la época de cualquier ideología política que ofrecieron su ayuda al Alcalde. Salvoconductos para su huída, escondites en casas particulares e incluso cambios de identidad se le ofrecieron a D. Antonio por parte de militares, colegas médicos y población anónima. D. Antonio rehusó todas y cada una de ellas permaneciendo en su puesto hasta el final. La mañana del 5 de Septiembre de 1.936 fue fusilado en la playa del Tarajal.

En la actualidad existen múltiples testimonios acerca de un hombre de traje como de otra época, que porta en su mano un maletín, caminando por la carretera del monte Hacho en dirección a la ciudad. Esta figura es identificada como D. Antonio, cuya alma parece velar a día de hoy por los más desfavorecidos de "Su Ceuta".

Pero lo más documentado en torno a tan célebre figura son sus apariciones en el Palacio de la Asamblea de Ceuta. El Ayuntamiento de toda la vida, vamos.

Todo sucede por la noche: un piano que suena sin que nadie lo toque, ascensores que suben y bajan solos, un toldo automático que se pliega y despliega misteriosamente. Entre los testigos hay funcionarios y policías municipales.

El agente Luis Díaz tras comerse tranquilamente su bocadillo, sentado ante la mesa desde la cual controlaba el resto del edificio, decidió hacer la ronda por las zonas más nuevas del inmueble. Las habitaciones del ala antigua se encontraban cerradas bajo llave y, por lo tanto, era imposible que albergaran a algún visitante inoportuno.

Después de recorrer todos los pasillos transitables, se acomodó de nuevo en su silla y se dispuso a leer hasta el amanecer. Pero sólo unos minutos después, su tranquilidad se vio enturbiada por un sonido inesperado.

El sobresalto fue grande. Rápidamente acudió a la zona desde la cual procedía aquel ruido anormal. Pronto escuchó de nuevo los sonidos descompasados, pero esta vez parecía que provenían del piano que se encontraba en el salón de actos.

Sin más dilación, decidió pedir refuerzos, ya que no sabía quién o quiénes podían haber entrado ni con qué intenciones. Es así como advirtió a los dos agentes que se encontraban patrullando la zona en su vehículo.

Pocos minutos más tarde los tres policías inspeccionaban meticulosamente la sede del Ayuntamiento de Ceuta, comenzando por el lugar donde se hallaba el piano. Pero el edificio se encontraba desierto y no había señal alguna de que alguien hubiese entrado y salido, puesto que todas las puertas estaban cerradas por dentro con llave.

Tras marcharse sus compañeros y quedar de nuevo solo, el agente Díaz se mantuvo algo más tenso, pero prosiguió con su lectura. Al cabo de un rato escuchó de nuevo el piano, como si alguien lo aporreara, pero esta vez con más fuerza. De nuevo llamó a sus compañeros, que regresaron y repitieron la inspección rigurosa de todas las instalaciones, sin encontrar al misterioso intruso que parecía bromear, tocando una espectral melodía nocturna.

La mayor parte de los agentes que han realizado turnos de noche en este inmueble, fueron testigos involuntarios de fenómenos inexplicables que, en más de una ocasión, han hecho temblar al más valiente.

Lo más frecuente eran las voces procedentes de un lugar indeterminado, difícil de ubicar. Murmullos que parecían proceder de distintos lugares al mismo tiempo.

A veces, esas extrañas voces iban acompañadas por sonidos de pasos en las plantas superiores y por el ruido característico del trabajo de oficina, como movimiento de sillas que se arrastraban, máquinas de escribir, ruido de grapadoras, puertas que se cerraban y el trasiego rutinario propio de un ambiente en el cual deambulan y trabajan muchas personas.

Pero todo esto sucedía en las horas en que el policía que hace turno por la noche se encuentra solo en el edificio, sin que ningún extraño pueda entrar y salir sin ser visto.

Una de las manifestaciones que más se repetían en el Ayuntamiento de Ceuta era que el ascensor comenzaba a cambiar de planta de manera automática, sin que nadie presionase los botones. Curiosamente, la puerta terminaba por abrirse siempre en la planta donde se encontraba el desconcertado agente de guardia. Alguna vez éste había llegado a empuñar su arma reglamentaria, ya que estas situaciones provocan momentos de tensión y sensación de peligro.

Uno de los principales fenómenos que recordaba Juan Vivas, presidente y alcalde de Ceuta, era el de policías que afirmaban ver con cierta frecuencia la materialización de un hombre vestido con túnica larga y sombrero. Este fantasma se paseaba con tranquila parsimonia por los pasillos y habitaciones del Ayuntamiento y luego desaparecía repentinamente, de forma espontánea. Algunos identifican esta figura como la de D. Antonio..

Otra noche, uno de los agentes, se encontraba sentado en la mesa de control de la entrada. La puerta principal estaba cerrada y no había nadie más en el edificio. En determinado momento escuchó un chirrido que procedía de la entrada, más concretamente de la zona del techo. Al mirar en aquella dirección, observó que un enorme toldo automático, que normalmente está plegado, había descendido unos centímetros desde su posición inicial.

El policía se quedó a la espera de que volviera a manifestarse el sonido. Entonces, el toldo comenzó a bajar lentamente, multiplicándose los chirridos. Finalmente se desplegó por completo. Pero cuando el agente pensaba que el misterioso episodio ya había concluido, el toldo empezó a subir hasta recuperar su posición original.

Al día siguiente, se informó del funcionamiento del mecanismo. Entonces descubrió que el toldo era automático y se accionaba pulsando unos botones que estaban en la caja de los fusibles y la alarma. Puesto que, durante la noche anterior, él estaba solo, la única explicación posible de lo sucedido era que alguna fuerza invisible hubiese activado aquel mecanismo.

Una de las posibilidades que barajan quienes han sido testigos de estos fenómenos paranormales es que pueden ser provocados por el espíritu errante del Sr. Sánchez Prado, el antiguo alcalde de la ciudad, quien da nombre a la propia calle donde se ubica el edificio del Ayuntamiento de Ceuta..

Algunos comentan que, durante su etapa de alcalde, solía vestir una capa muy parecida a la que describen aquellos que han visto la figura espectral en el Ayuntamiento de Ceuta.

Tampoco faltan los testigos que van más lejos y afirman haber divisado un rostro parecido al de Sánchez Prado. De todos modos, el miedo a lo desconocido es tan fuerte que, en ocasiones, los policías han realizado su turno de vigilancia desde un vehículo y en el exterior. Según el alcalde actual, estas leyendas se transmiten desde hace más de veinte años. Varios medios han tratado estos hechos, como la revista Año Cero.

Es de destacar que éstos fenómenos sí son recurrentes y siguen ocurriendo. Sin ir más lejos hace pocas semanas se volvieron a repetir. Dos testigos me han relatado su experiencia en el Palacio de la Asamblea cuando se disponían a entrevistar al Presidente de la Ciudad. Refieren que se encontraban hablando con el policía que se encontraba de servicio en las dependencias del Palacio, cuando, de repente,  una trabajadora comenzó a preguntar a las tres personas que se encontraban allí presente si veían al "Hombre de la capa". Éstos se quedaron atónitos porque, naturalmente, ellos no veían a nadie. La mujer, no sólo fue capaz de ver a esta figura espectral sino que incluso advirtió al policía diciéndole : "Cuidado, que te va a tocar" ya que "El hombre de la Capa" se le estaba acercando. De por sí el relato es cuanto menos curioso. Además me cuentan que la secuencia está registrada en las grabaciones de las cámaras de seguridad y que en ellas se aprecia a esta empleada interactuar con algo que ni las personas allí presentes vieron ni las cámaras fueron capaces de registrar