DANIEL RODRÍGUEZ CASTILLO
Daniel Rodríguez

QOLUMNAS DE HÉRCULES

Pasen: línea de policía

Pasen: línea de policía

En primer lugar, me presento. Con nombre, sin apellidos.

Soy Policía. Local en mi caso, pero prefiero esgrimirles solo mi nombre, porque los apellidos no dicen nada, porque todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad navegamos en el mismo barco, con igual horizonte y con idéntico objetivo, entre ceja y ceja…

  Abro la presente sección, exponiéndoles lo que personalmente significa para mí en la actualidad ese nombre, esa palabra: POLICÍA. Con ella comenzaremos nuestra andadura, y con ella homenajeo a todos y todas mis hermanos y hermanas de oficio. Las/os que han sido, las/os que son y las/os que serán en el futuro, así, por extensión, rindo tributo también a mi Padre. POLICÍA, Nacional en su caso, que a pesar de estar jubilado, lo sigue siendo, lo lleva dentro…con ello pueden llegar a comprender, que el POLICÍA lo es las 24 horas, los 365 días del año (no lo digo yo, lo dice la ley), que nace y se hace, y ese rol lo acompaña durante toda su vida. Como si de un tatuaje se tratara, pero no solo sella su piel, sino que la tinta se extrapola a todo lo que le rodea. Mi Madre es Policía, mi hermano, mi mujer, mi hijo…todas y todos viven la profesión como si fuera suya. Todas y todos quedan marcados por los sabores y por los sinsabores de este nuestro trabajo…imagínense por consiguiente, todo lo que suponen esas letras, que uniéndolas conforman la palabra POLICÍA, y que sirve de carta de presentación en este pequeño hueco.

   Continuando con este trayecto narrativo, paso a explicarles brevemente como tiene que ser para mí en la actualidad, esa palabra cuyo significado hemos desarrollado previamente.

   La sociedad ha evolucionado. La delincuencia también. Por tanto, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tienen la necesidad y la obligación de adaptarse a esas nuevas demandas sociales y situaciones delincuenciales. Cada vez se exige más y se espera unas fuerzas del orden formadas y preparadas, a todos los niveles, que dé una respuesta acorde a lo que se espera de ellas.

   Para ello, es necesario poner el foco, el acento, la lupa…en tres aspectos fundamentales, que desgloso a continuación:

   FORMACIÓN: piedra angular de todo lo que debe desarrollar el profesional de la seguridad. Un garante para su evolución como agente de la autoridad, y una apuesta a “caballo ganador” de su labor diaria. Te dota de herramientas para solventar las vicisitudes que surjan. Todo lo expuesto con anterioridad en el presente apartado, afecta paralelamente de forma positiva, a los ciudadanos y ciudadanas, que son por los que se vela y a los que se sirve. Cuando hablo de formación, hablo de cualquiera. Para mí todo tiene cabida, independientemente de conflictos competenciales, donde muchos abogan a ella para infravalorar la misma si se escapa de su supuesto cometido, calificándolas en muchas ocasiones de “proyección cinematográfica”. El saber no ocupa lugar. Por lo que no dejo en la cuneta, a ningún tipo de aprendizaje. Siempre he defendido, que prefiero saber 100 y tener que aplicar 50, que saber 50 y tener que aplicar 100. Del mismo modo, no hay que caer en el error de creerse o pensar que se es superior por el simple hecho de pertenecer a uno u otro cuerpo policial. No se es más por tener uno u otro color de uniforme, la formación está en las personas. La aptitud y actitud es individual, no colectiva. Este concepto otorgará al servidor público empatía, asertividad y educación.

   PREVENCIÓN: la Policía, no solo tiene que dar una respuesta reactiva ante determinados problemas, también tiene que hacer un trabajo amplio en el ámbito de la prevención; y en esa nueva cultura policial de la que estamos hablando, se hace necesario abrir el abanico para conseguir extender el nivel de protección. Si hablamos de servicios propiamente dichos, no hay que actuar una vez pasado algo, sino actuar para que ese algo no pase…y si pasa, minimizar considerablemente sus consecuencias. Pero a nivel de prevención, hoy en día, no se puede ceñir el servicio policial a sus actuaciones policiales. Hay que entrar en la parcela educativa. Y poder acceder a dicha parcela, te lo da el punto anterior: la formación. Ofrecer talleres de Educación Vial, ponencias sobre el perjuicio de las drogas, consejos para evitar robos/hurtos, etc…, dan unos resultados óptimos a nivel preventivo, nada desdeñables y que presentan junto con las intervenciones, un binomio extraordinario.

   ESPECIALIZACIÓN: la especialidad te da dominio. Dominio de lo que haces. En ese sentido, permitirá trabajar con protocolos de actuación previamente establecidos, lo que conllevará a llegar al lugar de los hechos y actuar como se ha pensado, y no llegar y ponerse a pensar en cómo actuar. En términos de emergencias por ejemplo, se gana tiempo y el tiempo, salva vidas.

   Para finalizar, me gustaría volver a reseñar la evolución de la sociedad y la necesidad de una Policía a la altura de las circunstancias. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, es una buena prueba de ello y esta revista un claro ejemplo. Si con mis letras consigo concienciar, ayudar y proteger, ya he cumplido con mi objetivo como servidor público que soy…

   Me despido hasta la próxima, no sin antes definirles, para una mejor comprensión lectora, la palabra protagonista de mi historia. Policía es de color blanco, es limpieza, pulcritud, inmaculado. Cumple, después exige. Es rectitud, moralidad. Hace lo común en situaciones fuera de lo común, pone orden en el desorden, en definitiva, gestiona el caos. Da sin recibir. Es valor, entrega. Es deber de sacrificio. Imagen, reflejo, espejo...ejemplo.

Cuídense y cuiden de los demás.

Pasen: línea de policía