DANIEL RODRÍGUEZ CASTILLO
DANIEL RODRÍGUEZ CASTILLO

La preparación mental en los servicios de emergencias

La preparación mental en los servicios de emergencias
Se habla mucho y siempre, de la preparación física que deben poseer los integrantes de los distintos servicios de emergencias. Pero esa formación, para que sea completa (con independencia de la teoría y la práctica), debe contemplar también el aspecto psicológico, y es una realidad, que no se suele recalar en el mismo, que se habla poco o nunca, cuando es un binomio que debería de ir de la mano caminando juntos, de manera inseparable.

Un miembro de un servicio de emergencia, también debería estar preparado mentalmente. En dicha preparación está la base y con ello, el aumento de las probabilidades de éxito. Hay que ser conscientes que pueden ocurrir situaciones dantescas por ejemplo, y la mente debería de estar concienciada para ello, de que se activen las señales de alerta y permitan salir airoso de los procesos de bloqueo que una persona puede experimentar ante determinados escenarios. Es decir, obtener una capacidad para tomar decisiones rápidas en momentos caóticos y de estrés, debiendo interiorizar el estar decidido a intervenir y que se hará todo por salvaguardar la vida propia y la de los demás. Eso incluye, la posibilidad de tener que tomar decisiones muy duras, permitiendo alcanzar la “claridad moral” o la “claridad necesaria”, donde se sepa que se está haciendo lo correcto. Esa mentalización previa, ayudará a no entrar en pánico en circunstancias complejas y con ello, se aumentarán las posibilidades de contribuir eficazmente a la resolución de la incidencia.


Huelga decir, que en la fase posterior, también es necesario dicha preparación mental, evitando con ello que afecte anímicamente al servidor público. Y más concretamente, en profesiones como la nuestra, en la que ves o te llevas a casa, circunstancias difíciles de comprender o de asimilar.


Muchas veces me preguntan, qué siento cuando intervengo en alguna situación hostil, de peligro. Presuponiendo que el hecho de llevar un uniforme, te dota de poderes mágicos que impiden sentir lo que siente el resto de mortales. Siempre respondo lo mismo: “miedo”. Ante mi respuesta, el emisor de la cuestión, se queda contrariado. Por lo que añado, “he dicho que tengo miedo, no que el miedo me tenga a mí. Tener miedo es bueno y necesario, ya que te hace estar desconfiado, en alerta. El problema viene, cuando el miedo te tiene a ti, ahí es donde aparece la histeria o los episodios de bloqueo. Ahí es donde me controlo, y puedo controlar entonces lo que me rodea. Y esa es la diferencia que debe existir entre la mayoría y los profesionales de la seguridad”. Es entonces, cuando pasa a un estado de comprensión de la duda planteada.


La preparación mental te llevará paralelamente a que, si tienes que ir del punto A al B caminando sobre el fuego, tengas las suficientes motivaciones y creencias, para pensar y estar seguro, de que el objetivo se va a cumplir. Es decir, te genera autoconfianza, y eso evitará indudablemente, que se disparen los niveles de ansiedad que puedan surgir en una intervención.


Si miramos concretamente a mi colectivo, este suele pedir como no podía ser de otra manera, prácticas de tiro por ejemplo. Pero pocas veces se piensa en el factor mental. En ese sentido, personalmente prefiero un mal tirador pero que controle sus emociones, sea equilibrado, domine las situaciones y su entorno, a un buen tirador, que en momentos de estrés, se bloquee y no consiga reaccionar como debiera. Obviamente, lo ideal sería que gestionara perfectamente ambas cosas: su herramienta de trabajo y su capacidad mental, que ayudará en gran medida, a no entrar en pánico, y con ello, a aumentar sus posibilidades de vivir o de proteger a los demás. Y no solo durante, sino también después, ya que se puede experimentar entre otras cosas un trastorno de estrés postraumático: podemos caer malheridos o ver morir a un compañero. Hay que asumir la posibilidad de ser alcanzado por un disparo o herido de alguna forma, y hay que ser conscientes, de que a mi hermano de oficio le puede pasar lo mismo.


Las emociones, debemos de fiscalizarlas, de tal manera que se organicen de forma efectiva para superar los obstáculos que puedan sobrevenir. De hecho, también existen determinados servicios, que conllevan un desgaste emocional importante, y que pueden desembocar en pérdidas de concentración o en una cierta relajación, por su duración o tensión continuada.


Queda patente por consiguiente, que el entrenamiento no solo debe de ser físico, sino también mental, para que nuestra respuesta sea acorde a la demanda social. Es lo que se exige y se espera de nosotros, por lo que no podemos defraudar.

Para finalizar, me gustaría asimismo recalcar, que la necesaria preparación mental de la que estamos hablando, te lleva del mismo modo a ser digno con tu profesión, a respetarla. En una sociedad en la que la corrupción está muy presente, hay que forjarse mentalmente para no caer en ella, y cruzar el marco de la puerta de tu casa, con la cabeza alta, con la mirada limpia, de frente. Fuerza mental para no caer en las tentaciones que se presentan. Para ser fiel a la ética y a la deontología. Para abrigarte bajo la manta de la disciplina, que no significa hacer lo que te apetece en cada momento, sino hacer lo que debes, aunque no te apetezca.


Por eso, concluiré por enésima vez, con lo que significa para mí la palabra Policía, y la mentalidad que hay que tener para poner en valor la misma:
Policía es de color blanco, es limpieza, pulcritud, inmaculado. Cumple, después exige. Es rectitud, moralidad, honestidad. Hacer lo común en situaciones fuera de lo común, poner orden en el desorden, en definitiva, gestionar el caos. Dar sin recibir. Honradez. Es valor, entrega. Compromiso, responsabilidad. Vocación de servicio público, amor por la profesión. Es deber de sacrificio. Imagen, reflejo, espejo…ejemplo.


Policía es JUSTICIA. Esa, que como el tiempo…PONE A CADA UNO EN SU SITIO.

Autor: Daniel Rodríguez Castillo
- Maestro, especialidad de Educación Física (Universidad de Granada).
- Máster en Seguridad Pública y Privada (Universidad de Valencia).
- Máster en Protección Civil y Gestión de Emergencias (Universidad de Valencia).
- Máster en Fenomenología terrorista: Bioterrorismo, Prevención Epidemiológica, Ciberterrorismo y Amenazas Químicas. (Universidad de Granada).
- Máster en Intervención y Coordinación Operativa en Emergencias y Catástrofes. (Universidad de Alcalá de Henares).
- Especialista Universitario en Análisis del Terrorismo Yihadista, Insurgencias y Movimientos radicales. (Universidad Pablo de Olavide).
- Especialista Universitario en Instructor de Servicios Operativos de Emergencias. (Universidad de Valencia).
- Experto Universitario en Terrorismo Yihadista (UNED).
- Experto Universitario en Formación y Gestión de la Policía Local (UNED).
- Experto Universitario en Educación Vial para profesores (UNED).
- Especialización Universitaria en el uso de armas no letales (UNED).

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