DANIEL J. MARCOS
DANIEL J. MARCOS

REBELIÓN BOHEMIA

Resucitar la poesía

Resucitar la poesía

“La poesía es un arma cargada de futuro”. Gabriel Celaya.

Se dicen los poemas

que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,

piden ser, piden ritmo,

piden ley para aquello que sienten excesivo.

Gabriel Celaya nos enseñó con sus versos que la Poesía (con mayúsculas) puede ser un arma cargada de futuro; pero si nos olvidamos de ella en el presente, si la dejamos morir, perecer abandonada, diluirse, extinguirse… llegará el momento en el que ya ni siquiera recordaremos su existencia.

Hace aproximadamente un año, un chico joven, guineano, sorprendió a todos en el programa Got Talet recitando un poema de amor en el que los números eran los protagonistas; con una declamación muy personal enamoró a propios y extraños y se convirtió en un fenómeno viral en todo Internet y en las conversaciones del día a día.

César Brandon pasó de ser un desconocido a un auténtico fenómeno mediático; un poeta en la televisión que arrasó entre las votaciones del público y el jurado por encima de cantantes, acróbatas, magos y otros especímenes de dudosa capacidad artística que más vale no mencionar.

Fue un auténtico boom del que se aprovecharon los medios de comunicación y al que explotaron y exprimieron durante esos meses.

¿Con qué objetivo? ¿Quizá estos medios querían hacer llegar la poesía a todo el mundo? ¿Quizá querrían tratar de volver a poner un poco de cordura en el mundo pseudoartístico que los rodea?

No lo creo. Solo los movía una gran fuerza; la mayor fuerza que, desgraciadamente rige en el Universo. La cadena de televisión que catapultó a la fama a César Brandon solo quiso exprimirlo para ganar con él todo lo posible, convirtiéndolo en una nueva gallina de los huevos de oro en pleno siglo XXI.

Hoy en día pocos recuerdan a César, pocos siguen sabiendo qué hace, qué escribe, a qué se dedica. El fenómeno viral pasó como un tornado por esos meses, los medios sacaron todo el provecho que pudieron de él y lo dejaron abandonado como otro juguete roto que tirar al montón de basura.

A esta sociedad hedonista que busca el placer inmediato y que se deja llevar como una masa inerte allá donde le dictan los medios, se le vendió en aquellos meses que un poeta podría destronar a todos cuanto se pusieran en su camino y que sería uno de los grandes recordados para siempre, pero, como decimos, una vez que vieron que el dinero que podrían obtener de él era más que suficiente, lo apartaron de la vista del público.

El dinero mueve al mundo, la banca domina la política, la sociedad y los medios. Nos obliga a trabajar, producir; nos obliga a ser clones unos de otros y a olvidarnos de nuestra creatividad. Nos fuerza a vivir en un círculo vicioso de estrés en el que el que más trabaja y más gana (aunque esto no siempre sea directamente proporcional) vale más que el que menos gana. Este estrés nos conduce directamente a una absurda tristeza del alma, a navegar por un intenso vacío interior y, en el peor de los casos, a la más cruel y fría de las depresiones.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.

Estamos tocando el fondo.

Pero la poesía es difícil, no vende; no se viraliza fácilmente; no es algo que el pueblo consuma; ni es algo que a las altas clases sociales les convenga que el resto de la humanidad aprenda a consumir. Por eso se esconde, se aparta de los principales medios, se oscurece y se estigmatiza.

Y es que quizá la poesía también haya quedado algo antigua y se deban buscar nuevas formas para hacerla resurgir; nuevas formas como la que llevó a cabo César Brandon, presentándola en un programa de máxima audiencia o, como hace hoy en día, compartiéndola gratuitamente en su cuenta de Instagram (@ndjocu.davies). Otras formas, como las de Salva Soler, recitando su poema "De Cine" (formado exclusivamente por títulos de películas) en un autobús de Zaragoza (cuyo vídeo se ha hecho viral en facebook en los últimos días). O como Odín Dupeyron; escritor, actor y director mexicano; que comparte muchos de sus poemas en su canal de Youtube. Las redes sociales y los nuevos medios de comunicación que surgen gracias a Internet, son un nuevo y gran escaparate a los neonatos poetas y artistas y, de hecho, solo hay que pasar unos minutos buscando para percatarse del gran, poderoso y verdadero talento que está escondido en esquinas recónditas de la red; la clave ahora está en buscar la comunión entre lo nuevo y lo antiguo para poder encontrar el camino de resurrección de la poesía en pleno siglo XXI.

Y en cuanto a nuestra ciudad, quizá sorprenda que, teniendo un bagaje cultural, mitológico e histórico tan ingente, el número de poetas sea prácticamente nulo. Aunque quizá, la realidad es que no sea así; quizá estén (o estemos) escondidos, a la sombra de otros muchos asuntos que, por ser económicamente más favorables, sean más convenientes de cara a mantener en la luz de cada día.

Recuerdo vagamente, años atrás, cuando en el Café de los Remedios, cuando la luna se posaba en el cielo, las voces de los poetas caballas nacían, crecían y se relacionaban en las Jam Sessions que se hacían llamar "Poesía en el Subterráneo". Allí, entre otros, nació el fanfic Centésimas, de Claudia Villalón; el libro Cuaderno de Esencias, de un servidor; el libro Saco la basura por escrito de Sara Megías; y donde otros autores más consagrados y experimentados, como Francisco León, además de nuevos artistas, deleitaban con sus versos al público asistente. Allí hervían los versos, diferentes voces, incluso en diferentes lenguas, volaban por el ambiente y nos envolvían a todos los presentes.

Pero esto es una realidad que también desapareció. ¿No convenía? ¿No era rentable económicamente? Recuerdo que en las dos o tres en las que participé la galería se llenaba de gente; sabíamos a qué hora empezábamos, pero nunca a qué hora terminábamos. Pero murió. Quizá porque la poesía es algo difícil, algo antiguo, algo que no vende...

¿Es demasiado tarde? ¿Llegamos tarde y estamos asistiendo, incluso en nuestra Ceuta, al funeral de la poesía?

Sinceramente, creo que aún no, creo que aún podemos rebelarnos los pocos bohemios que quedamos y, al menos, en nuestra ciudad, volver a hacerla resurgir con nuevas Jam Sessions, en el mismo lugar de antaño, o en diferentes lugares donde sea más valorada.

Aprovechando que ahora todo el mundo sabe quién es, que todos hablan de él, deberíamos hacer caso a lo que nos dijo Freddy Mercury y, aunque todo esté perdido y la cara que mostremos no sea la misma que se refleja en nuestro maquillaje, The Show must go on...

...el espectáculo debe continuar.

Son palabras que todos repetimos sintiendo

como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.

Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.

Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Resucitar la poesía