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Ángela Molina ha recibido el Goya de Honor 2021.

Ángela Molina, merecido Goya de Honor por llenar la escena de talento y luz

Ángela Molina, merecido Goya de Honor por llenar la escena de talento y luz

Ángela Molina recibía este sábado en la fiesta del cine español el Goya de Honor 2021 a toda una vida dedicada al mundo de la escena. Una gala que llenó con su luz y un premio que quiso dedicar a su familia y a todos los compañeros que la han sostenido en el viaje. 

“Luz, vida y calor. Talento, arte y belleza”. Con esas palabras, la Academia de Cine hacía entrega este sábado, 6 de marzo, del Goya de Honor 2021 a la actriz Ángela Molina, actriz emblema de una saga de artistas: los Molina.

Un reconocimiento que la actriz recibía con “alegría” y con “serenidad”. Alegría por haber compartido este “hermoso, increíble y verdadero rodaje” que ha sido la vida entre cámaras, luces y acción; una vida de la que a sus 65 años lleva casi medio siglo dedicada a este oficio del cine y del arte. Y es que Ángela Molina ha mamado los escenarios desde su nacimiento, convertida en la piedra angular de los Molina, una de las sagas más importantes y reconocidas del séptimo arte en España.

“Gracias por el amor, porque es la mejor manera de dar las gracias a todos; un amor que no distingue lo sagrado de lo vivo”, agradecía la artista al recoger el premio, abrazando a esa inmensa familia. “Me invade una ola de amor al pensar en mis padres, me late el corazón y me devuelve la vida”, reconocía. Y es que la matriarca de los Molina siempre ha abanderado la unión y la pasión que siente hacia su familia.

Su padre, Antonio Molina, fue uno de los cantantes y actores más importantes de España. Una de las voces más reconocidas de la copla. Canciones como Soy minero, La bien pagá, Cocinero, cocinero o Adiós mi España querida, que forman parte de la vida de los Molina pero sobre todo del cancionero sentimental de los españoles.

Tradición familiar que también ha continuado la hija de Ángela, Olivia Molina, quien ha seguido los pasos de su madre y de su abuelo, destacando especialmente en el teatro. Una familia de artistas a la que también pertenecen el actor Micky Molina o la cantante Mónica Molina, hermanos de Ángela. Su sobrina Andrea Molina también empieza a aparecer en el mundo de la interpretación. Una saga que no parecen estar dispuestos a romper la cadena.

Pero volviendo a la galardonada, efectivamente ha sido emocionante el viaje recorrido. Más de cuarenta películas que siguieron a la primera, No matarás, de César Fernández Ardavín, en 1975. A ello se le suma teatro y música. Pero sobre todo ese carisma, esa luz que tanto caracteriza a la actriz.

Una luz que iluminó una ceremonia de los Goya atípica, debido a las restricciones por la pandemia del COVID-19. Ángela Molina se dirigía a un montón de compañeros y compañeras que desde los salones de sus casas se fundían en un inmenso aplauso para reconocer toda una trayectoria, toda una vida. “Hemos estado juntos lo suficiente -reconocía la actriz- para pedir esta noche volverlo a estar improvisando puentes que ninguna pandemia pueda arrebatar”.

Generosa en escena y en la vida, compartía el Goya con “cada una de las personas” que con las que ha trabajado. “De todos los oficios del cine”, defendía, “que me han acompañado y a veces sostenido”.  “El cine ha marcado el calendario de mi vida, ha sido horizonte y camino, un viaje hacia el ser humano hecho por humanos que necesitamos compartir nuestro entusiasmo para saber que es verdadero, compartir sentir que nos necesitamos”, reconocía en un emocionante discurso. Un discurso en el que se entregaba a una España, a un público y a unos compañeros y compañeras de profesión: “Gente generosa, a la que le urge darse, para saberse vivo. Gente noble, buena, leal, amiga en las horas más difíciles, que necesita querer para vivir y vivir para querer. La vida se parece al cine, no se disfruta sin los demás”.

Ángela Molina, merecido Goya de Honor por llenar la escena de talento y luz