"El Hoyo": ¿un confinamiento cinematográfico?

"El Hoyo": ¿un confinamiento cinematográfico?

Tras lograr distintos galardones en los festivales de Sundance, Toronto o Sitges, El Hoyo logra triunfar también entre los usuarios de Netflix.

Existen obras que, además de presentar por sí mismas los ingredientes idóneos para convertirse en un auténtico éxito, suman a su factura técnica el valor añadido de aparecer en las situaciones más oportunas.


Tal ha sido el caso de El Hoyo (2019), uno de los films de ciencia ficción españoles más interesantes de estos últimos años y cuyo lanzamiento en Netflix ha hecho de un título de nicho la segunda película más vista de la famosa plataforma digital en territorio nacional.


Galder Gaztelu-Urrutia, el responsable de este trepidante thriller tenía en su haber dos cortometrajes previos y un gran recorrido dentro de la industria publicitaria antes de que se le presentara la singular oportunidad de dirigir un metraje hecho a su medida.


Previamente se había involucrado también en la producción de Psiconautas, cinta animada de terror psicológico que en 2015 se hizo con el Goya dentro de la categoría en la que incurría como nominada.


Tras este éxito, Gaztelu-Urrutia trasladó la fórmula de metáfora visual combinada con un profundo mensaje crítico presente en Psiconautas a su siguiente proyecto: Nacía así El Hoyo, film en el que las desigualdades sociales toman la vestidura de una suerte de estructura carcelaria distópica, donde los reclusos de los niveles superiores reciben alimento mientras que los presos de los sectores inferiores son abandonados a su suerte.


El actor Iván Massagué –conocido por su papel en la serie televisiva Gym Tony– interpreta a Goreng, un voluntario que se ha introducido en esta edificación de pesadillas a cambio de una pequeña gratificación.
Durante su recorrido, encontrará a toda una serie de variopintos personajes que harán lo que sea necesario para sobrevivir en tan hostil escenario, construyéndose así un inteligente retrato de tintes anti-establishment y ritmo frenético que merece ser disfrutado al menos una vez.

"El Hoyo": ¿un confinamiento cinematográfico?