2020 se ha convertido oficialmente en sinónimo de tragedia para la industria cinematográfica.

Hace escasos días, Jason Kilar, CEO de Warner Media, anunciaba que dada la situación actual que afrontan las salas de cine, se ha visto abocado a posponer muchos de los estrenos programados para finales de este año y reubicarlos de cara al próximo 2021. Sin embargo, las noticias no acaban ahí:
Para intentar velar por los intereses de la compañía propiedad de AT&T –la mayor multinacional de telecomunicaciones del mundo– Kilar ha estipulado un estreno simultáneo de los films tanto en salas como en la plataforma VoD HBO Max.

La noticia ha cogido por sorpresa a muchos socios del conglomerado empresarial que, de golpe y porrazo, han visto sus obras sometidas a las fluctuaciones de lo que puede ser un claro reordenamiento de las ventanas de distribución.

Las reacciones han seguido un mismo patrón de rechazo entre algunos de las más prestigiosas figuras de la industria. Personajes públicos como el cineasta Christopher Nolan o el joven actor Timotheé Chalamet se han pronunciado respecto tras conocer los hechos.

«Algunos de los mayores cineastas y de las más importantes estrellas de cine se fueron a la cama pensando que estaban trabajando para el mayor estudio de cine y se despertaron descubriendo que estaban trabajando para la peor plataforma de streaming» afirmaba Nolan en una entrevista con The Hollywood Reporter aludiendo al servicio HBO Max.

Nolan, que estrenó su film Tenet en plena pandemia, hizo especial hincapié en la ajustada recaudación obtenida en salas con cierto temor de que los estudios no se encontraran satisfechos con las cifras logradas.

Por su parte, el protagonista de Dune Timothée Chalamet se mostró mucho más cauto a la hora de evidenciar su rechazo hacia las nuevas políticas de estrenos.

En uno de sus últimas apariciones en el popular programa estadounidense Saturday Night Live, el artista hizo acto de presencia vistiendo una camiseta de Legendary Studios, la productora detrás del film cuyo lanzamiento se ha visto postergado.

Este gesto podría interpretarse como un sutil gesto apoyo por parte del actor hacia la compañía de Burbank, la cual ha sido una de los que más ha sufrido el batacazo al ver pospuesto en el calendario ya no sólo el estreno de Dune, sino también el de Kong vs Godzilla .

Otras compañías están optado por tomar medidas más drásticas como es el caso de AMC, quien se está planteando demandar a Warner por su actuación.

Adam Aron, director ejecutivo de la corporación estadounidense no lo ocultaba en un comunicado público en el que se refería en términos gruesos al comportamiento de su socio:

«Claramente, Warner Media tiene la intención de sacrificar una parte considerable de la rentabilidad de su división de estudios cinematográficos, y la de sus socios de producción y cineastas, para subvencionar su puesta en marcha de HBO Max», enunció el CEO explicando sus intenciones de apelar la decisión.
Algunas otros expertos respaldan la postura de Iron acerca de que la estrategia del conglomerado no ha sido sino una forma de involucrarse en la famosa Guerra de Plataformas en la que, de momento, Netflix lleva la voz cantante con 195 millones de suscriptores en todo el mundo frente a los 12,9 millones de HBO.
Ante la dureza de las críticas vertidas contra la actuación, Jason Kilar salió rápidamente a desmentir los presuntos «juicios malintencionados emitidos contra de Warner», afirmando que «no existe un escenario en el que todos se pongan de pie y aplaudan. Esa no es la forma en que se desarrolla la innovación. Cuando intentas algo nuevo, toca esperar y estar preparado para escuchar a otras personas que no se sienten cómodas con el cambio».
Verdad o no, lo cierto es que el nuevo movimiento de la compañía va a traer consigo grandes cambios en la forma en la que se ha visto el cine hasta ese momento y, quién sabe si el fin de las proyecciones en salas tal y como las conocemos.