El uso excesivo de las nuevas tecnologías en los adolescentes es un tema que preocupa bastante a los progenitores. Primero tenerlo -¿cual es la edad más recomendada para que los niños y niñas tengan su propio teléfono móvil?-, y después usar más o menos tiempo el móvil, son algunos temas de disputa familiar entre padres e hijos.

Los niños y niñas demandan cada vez antes que sus padres les compren un dispositivo móvil y aunque en ocasiones es recomendable, por ejemplo si el menor se va de excursión, su uso debe ser controlado. Especialmente, después de que varios estudios alerten de que cada vez existe un mayor enganche a los móviles por parte de los adolescentes. Una adición que, por otro lado, es un reflejo de la propia adición que tienen los padres hacia el teléfono móvil.

Con el objetivo de intervenir de manera consensuada y abordar cuánto tiempo y de qué modo es lo recomendable para que un adolescente use su teléfono móvil, un juez ha hecho uso de su profesión para elaborar un contrato con su hija que regule el uso del dispositivo. Junto a su mujer ha elaborado este documento que, tras saltar a los medios de comunicación y a las redes sociales, rápidamente se ha hecho viral entre los padres, quienes consideran de este contrato una buena herramienta para llevarla a la práctica con sus hijos.  

El primer punto del contrato ya deja claras las cosas: “El teléfono no es tuyo, es de papá y mamá, que son quienes lo compran y pagan internet”. Esto conlleva a que son los progenitores quienes pueden ver los mensajes, contraseñas, aplicaciones, etcétera, sin tener que pedir permiso al menor. Aplicaciones que, además, su instalación también queda regulada en el documento, y solo podrá hacerse previo permiso paterno.

El tiempo y espacio de utilización del móvil también se recoge en el texto. No se podrá llevar el dispositivo al colegio y solo se podrá hacer uso de él en las horas previamente acordadas. Por supuesto tampoco se puede utilizar mientras se están haciendo otras actividades en familia, como es durante las comidas.

Tampoco se podrá llevar al dormitorio para dormir. El teléfono debe quedar fuera de la habitación. “Para despertarse, un despertador”, apunta el texto. Una práctica que además se recomienda por los expertos en sueño, ya que las ondas que tramiten los móviles pueden interferir de manera negativa en nuestro sueño.

Por último, el documento alerta de las consecuencias: “El incumplimiento de estas normas conllevará la pérdida temporal del teléfono. La reiteración en el incumplimiento supondrá la pérdida definitiva del teléfono”.

El contrato ha sido muy compartido y aplaudido en redes y muchos padres están ya haciendo copias para llevarlo a la práctica en sus casas.