Human Augmentation: el Talón de Aquiles de la Modernidad

Human Augmentation: el Talón de Aquiles de la Modernidad
El campo de la filosofía y de la ética se encuentra radicalmente dividido en la cuestión del human augmentation: ¿es lícita la modificación de las habilidades humanas?

 


¿Alguna vez te has preguntado si resultaría viable contar en tu vida diaria con algunos de esos poderes que los súper-héroes de la gran pantalla ostentan? Tal vez esa realidad sea mucho más plausible de lo que parece gracias al human augmentation –perfeccionamiento humano en nuestro idioma–.


El interés suscitado por este tipo de alteraciones corporales no ha parado de crecer en los últimos años tras vislumbrarse las muchas ventajas que pudiera albergar la generalización de su uso a gran escala.


Según un estudio realizado por la multinacional de la informática Kaspersky, alrededor del 76% de los ciudadanos españoles estarían dispuestos a someterse a una de las modificaciones propias del human augmentation.


No obstante ¿de qué se trata realmente esta suerte de modificación?


Según Allen Coin, experto Brain-computer interface –BCI por sus siglas–, el human augmentation es la intervención mediante la cual se incorporan dispositivos a nuestro organismo que permiten detectar las ondas cerebrales para, posteriormente, ser interpretadas y convertidas en acciones ejecutadas por nuestro cuerpo.


El campo del human augmentation resulta especialmente amplio y los implantes pueden abarcar desde sustitutivos cocleares hasta gafas que permiten ver contenido de realidad aumentada, pasando por aparatos que mejoran el funcionamiento y las capacidades del músculo humano.


Este fenómeno podría resultar ideal para aquellas personas que presentan síntomas propios del envejecimiento como pérdida de memoria o dolencias físicas.


No obstante, son curiosamente los jóvenes quienes se muestran más interesados en sus posibilidades según informa Kaspersky.


Tal y como expone el doctor Veljko Dubljevic en su clasificación, las transformaciones pueden catalogarse según el tipo de acoplamiento por el cual los dispositivos quedan integrados en el ser humano.


Estas pueden ser de carácter «no invasivo», en los que no se requiere de intervención quirúrgica alguna o «invasivo», donde la cirugía sí resulta necesaria.


Sin embargo, la instalación de dispositivos en nuestro cuerpo bajo este último tipo paradigma podría acarrear problemas como infecciones, mala cicatrización y otro tipo de contraindicaciones en el ámbito psicológico.


De forma paralela a su desarrollo en el campo de la ciencia, un extenuante debate sobre el human augmentation ha venido teniendo lugar el punto de vista ético y filosófico dada la creencia de que semejantes cambios pueden acabar poniendo en tela de duda la propia esencia humana.


La oposición a estas prácticas parecen ser exclusivas de nuestros tiempos, pero las intentonas del individuo por ampliar sus capacidades y domar no sólo a la naturaleza, sino también a sí mismos, han venido siendo recurrentes en la esfera socio-cultural desde siglos atrás: La historia de Adán y Eva y su desobediencia de las leyes divinas; El mito griego de Dédalo e Ícaro y los efectos perjudiciales que tiene el revelarse contra la propia naturaleza; Frankenstein, exponiendo los peligros que tiene el cambiar el propio ciclo de la vida, etc.


Entre quienes se muestran tajantemente en contra del human augmentation y aquellos partidarios a ultranza del mismo, se hallan figuras como las del profesor Nicholas Agar, adjunto a la Universidad de Victoria que trata de situarse una postura conciliadora que dé cabida a ciertas modificaciones corporales sin que esto suponga una alteración drástica de aquellas habilidades genuinamente humanas.


«Ya no vivimos en un tiempo en el que podamos decidir si queremos o no mejorar», afirma el profesor, autor de libros como Eugenesia liberal: en Defensa de la Mejora Humana (2004) o El fin de la humanidad: Por qué tendríamos que rechazar la mejora radical (2010).


El mañana se encuentra abocado a abordar de manera irremediable la cuestión de lo que nos hace ser quienes somos. Los cambios que se sucedan –si finalmente tienen lugar– traerán consigo una nueva estructura social acorde con los valores y elementos de ese nuevo panorama.


La realidad es mucho más compleja que lo exhibido por la ficción diaria y, de seguir adelante el human augmentation, nuestro día a día distará mucho del de los héroes de Marvel o DC como de manera superficial pudiera aparentar.


Sin embargo, esta hipotética revolución del perfeccionamiento humano sí que resultará ser una de las más genuinas de cuántas han existido en nuestra historia, pues será una revolución que comience por nosotros mismos.

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