A secas, sin apellidos. Brillantes en sus labores de vigilancia proactiva y de respuesta, de cumplimiento del deber y de protección hacia los demás primero, hacia ellos…después. Orgulloso de pertenecer a vuestra familia, hermanos y hermanas de oficio. Espejo en el que reflejarme, sendero en el que caminar de la mano a vuestro lado. Codo con codo. Hombro con hombro. Admiración y respeto.

El autor, Yassin K. de origen marroquí y vestido con chilaba oscura, esperaba su expulsión del país al carecer de la documentación legal que le permitiera su residencia en España. De veinticinco años de edad, con domicilio en una calle cerca del lugar de los hechos y bajo el radar de la Policía que había extremado la vigilancia sobre él días antes.

Provisto de un machete de grandes dimensiones perpetró su ataque en los templos cristianos de San Isidro, La Palma y la Capilla de Europa. En la iglesia de San Isidro, golpeó imágenes de su interior, apuñalando en el cuello a su párroco. En la de La Palma a unos 300 metros del primer suceso, mismo proceder que en la anterior. Imágenes, cruces y velas fueron perturbadas por el blande de su arma. Su Sacristán fue atacado y perseguido hasta yacer en la Plaza Alta. Dejó un fallecido y varios heridos, entre ellos el párroco, herido de gravedad, y según testigos, al grito de “Allahu Akbar”. Posteriormente, se trasladó a la parte trasera de la Capilla Virgen de Europa, a unos 60 metros de la segunda embestida, siendo finalmente detenido por esa “luz en la oscuridad” con la que di inicio a la introducción de mis palabras, que no huyó del fuego, sino que corrió hacia él.

A la espera de nuevos datos que puedan esclarecer los hechos, y todavía sin saber fehacientemente si se trata de una atentado terrorista de corte yihadista, de un “caso aislado” o de una “enajenación mental”, estamos en disposición de afirmar que el ataque tiene connotaciones religiosas. Tres puntos como objetivos de la misma naturaleza fueron atentados.

Al observar las imágenes publicadas por los diferentes medios de comunicación, existen tres que me llaman poderosamente la atención (todas ellas corresponden a indicios de radicalización):

La primera de ellas el arma empleada (machete de grandes dimensiones). En los manuales confeccionados al efecto por las organizaciones terroristas, explican los cuchillos más efectivos (robustos y afilados), y enseñan las zonas del cuerpo en las que se pueden producir heridas mortales. También transmiten vídeos que escenifican cómo debiera producirse el impacto (movimientos de la mano y del cuchillo) contra las distintas partes del cuerpo: preferiblemente en la zona baja del estómago, zona pulmonar o en el cuello. La persona fallecida y las personas heridas, presentan impactos en las zonas descritas.

La segunda de ellas, la chilaba que vestía el autor, más corta de lo habitual.

Y sobre todo la tercera, uso de Tasbih o Masbaha (rosario musulmán); se trata de una ristra circular de 33 o 99 cuentas rematada por una borla. Las cuentas pueden ser de diferentes materiales (madera, marfil, plástico…) y colores. El número de sus cuentas tiene relación con la recitación de los 99 nombres de Dios. Lo suelen llevar en la mano o alrededor de la muñeca, así como colgado en el espejo del automóvil o en las paredes de hogares y comercios musulmanes.

Todo parece indicar, que se trata de un “lobo solitario” (esa figura que tanto explota el Daesh), se refiere a individuos que tras experimentar un proceso de radicalización deciden cometer un atentado terrorista por su cuenta. Sus actuaciones: al no mantener vínculos externos son más difíciles de detectar y por ello tienen más probabilidades de llegar a las últimas etapas del complot. Sin embargo, su escasa profesionalidad, los trastornos psicológicos que padecen algunos de ellos, y las limitaciones que entraña actuar por cuenta propia hacen mella en su eficacia. Podríamos decir que no forman parte de la organización, pero se sienten atraídos y representados por ella.

Se hace necesario recalcar, la amenaza que cierne sobre España en lo que a incidentes como el que nos ocupa se refiere, dejando claro que Islam no es terrorismo. Precisamente los más perjudicados con este tipo de terrorismo, son los propios musulmanes (entre otras cosas son los que más atentados sufren); y que no todo islamista radical es un terrorista, pero sí que todos los terroristas son islamistas radicales, ya que hacen una interpretación radical y sesgada de los versículos del Corán, y los manipulan y utilizan para justificar sus actos. Ellos están en contra de todo aquello que signifique evolución, todo lo que se considere progreso. Buscan la involución, una vuelta a los orígenes, y rechazan cualquier tipo de democracia. Y todo eso lo representa E.E.U.U. en su máximo esplendor, por eso la consideran la cabeza de la serpiente (enemigo lejano). Su objetivo principal es la sharía (ley islámica), es decir, luchar hasta que todo el mundo se haya convertido al islam.

En lo que a España se refiere, gran parte de lo que es hoy la península ibérica fue musulmana. Al-Andalus no es Andalucía como muchos piensan, llegó a ser casi toda la península ibérica. Para el islamista radical, la decadencia del islam vino con la pérdida del Al-Andalus, de ahí el valor de su recuperación. Por eso, España es un país emblemático para el islam y supone una verdadera obsesión para el islamismo radical. Reconquistar y reislamizar Al-Andalus, no es solo un mito, sino que es un verdadero objetivo del terrorismo yihadista. Miran al pasado para vivir el presente. Beben continuamente de esa fuente.

Sin olvidar tampoco, que España es entre otras cosas, un país turístico y la puerta de entrada a Europa. Además de tener en la zona en la que vivimos, la operación paso del estrecho y la Base Naval de Rota.

Yihad, significa “esfuerzo” en beneficio de la religión. Y hablan de yihad grande (esfuerzo interno: ser buen musulmán, no caer en las tentaciones por ejemplo) y yihad pequeña (esfuerzo externo: lucha. Guerra santa. Que es donde pone el énfasis el terrorismo yihadista).

La actuación policial ante este tipo de acontecimientos, tiene varios objetivos claramente diferenciados: reconocer la amenaza, reducir los tiempos de respuesta y evitar que la situación de crisis se extienda. Es decir, impedir que causen más víctimas a través de la búsqueda, neutralización inmediata o contención en el menor tiempo posible.

Hay que tener en cuenta, que cuando se produce un suceso de estas características, todos tienen un nexo de unión, que es la desinformación. Nadie sabe lo que está pasando realmente, y salen datos inexactos o que nada tienen que ver con los hechos. Por todo ello es de vital importancia la información. Hay que prestar especial atención a ella, porque es importantísima para satisfacer las necesidades operativas o abrir nuevas líneas de investigación. Las personas receptoras de ella (mandos, centrales operativas, salas de entradas de llamadas, extraídas a pie de campo por la fuerza actuante, etc.), deben recopilarla, trasladando la misma a los demás, de la forma más certera y amplia posible, y durante las tres fases de la intervención: antes, durante y después…teniendo en cuenta que en muchas ocasiones, se llega a escenarios donde se desconoce lo que está sucediendo con exactitud, lo hacen ciegos y sordos, y esa información que reciben en un primer momento, es la que los pone en el camino, para posteriormente, seguir recabando la misma y poder trasladarla a escalones superiores o compartirla con el resto de servicios intervinientes. Podríamos decir que se trata de piezas de un puzzle, que se debe montar sobre la marcha.

Por último y para finalizar, me gustaría reseñar el conocimiento que se debe tener de la masa para conseguir un manejo óptimo de la situación. Su principal problema es la activación de la mayoría pasiva, es decir, el contagio de la conducta. La reacción de las personas, pasa por varios periodos y fases. En su primer periodo (atentado recién perpetrado), se distinguen tres:

1) Fase individual de shock (la mayoría de la población queda como atontada, estupefacta. Mientras unos pocos conservan la sangre fría, otros quedan presos de una gran ansiedad).

2) Fase individual de reacción (en ella la gente trata de comprender qué es lo que ha ocurrido, liberándose de las tensiones contenidas con lloros histéricos y crisis nerviosas).

3) Fase colectiva de interacción (se busca ayuda mutua. Aquí aparecen por ejemplo los abrazos y el consuelo mutuo).

Estoy contigo, Algeciras

Autor: Daniel Rodríguez Castillo

- Máster en Seguridad Pública y Privada (Universidad de Valencia).

- Máster en Protección Civil y Gestión de Emergencias (Universidad de Valencia).

- Máster en Fenomenología terrorista: Bioterrorismo, Prevención Epidemiológica, Ciberterrorismo y Amenazas Químicas. (Universidad de Granada).

- Máster en Intervención y Coordinación Operativa en Emergencias y Catástrofes. (Universidad de Alcalá de Henares).

- Especialista Universitario en Análisis del Terrorismo Yihadista, Insurgencias y Movimientos radicales. (Universidad Pablo de Olavide).

- Especialista Universitario en Instructor de Servicios Operativos de Emergencias. (Universidad de Valencia).

- Experto Universitario en Terrorismo Yihadista (UNED).